domingo, 21 de julio de 2013

EN BUSCA DE UN NUEVO CAPITÁN DE BARCO

Tras el infortunio por la enfermedad de Tito Vilanova, el Fútbol Club Barcelona se enfrenta a la tediosa tarea de escoger nuevo capitán para su barco. Y la elección no es fácil por muchos motivos. Analizamos los dos principales.
El primero es, lógicamente, anímico. El golpe es durísimo y lo reflejaban perfectamente las caras de los jugadores y los técnicos en la breve rueda de prensa del presidente Rosell de ayer. El nuevo técnico deberá recoger un vestuario golpeado por la fatalidad del cáncer en dos de sus pesos pesados en las últimas temporadas. No es objeto de este artículo pero bien merecería un estudio descubrir si existe en el planeta alguna otra institución deportiva profesional que haya sufrido dos casos de tamaña enfermedad de manera casi simultánea. El último cruce de declaraciones entre Guardiola, la directiva y el mismo Tito no ha hecho sino enrarecer el ambiente. Es justo decir también que las posibles diferencias que puedan existir (enardecidas por periodistas de pacotilla, también hay que decirlo) deben haberse esfumado ante la enfermedad del amigo.
El segundo motivo es meramente deportivo. La plantilla está pensada para un estilo de juego muy concreto, ya que los últimos años el juego de posición ha sido la bandera del juego azulgrana y no todos los técnicos que han sonado en la prensa tendrían la capacidad de dirigir un equipo con semejante modelo de juego.



Marcelo Bielsa sonó con fuerza las primeras horas. Su defensa al hombre no parece compatible con el juego posicional del Barcelona. Para “el loco” Bielsa la presión de primera línea es la base de su transición ataque-defensa. Para el Barcelona de Guardiola (no el de Tito) la presión era una consecuencia del ataque anterior. Por otro lado, Bielsa sería de los pocos entrenadores que tendrían los mimbres suficientes de relegar a Xavi a un papel cada vez más secundario, cuestión que asoma como de las más capitales en el curso en ciernes y que hará virar la dirección del modelo de juego del equipo hacia un lado u otro.
El otro valor en alza es Luis Enrique. 



Hay varios factores de peso que harían apostar fuerte por él: ex jugador, compartió vestuario con los cuatro capitanes, conocedor del modelo… A nivel táctico, su incorporación deja también algunas dudas. La referencia más relevante que tenemos del técnico asturiano es su paso por la Roma 2011/12 (su paso por el F.C. Barcelona ‘B’ lo obviamos al estar atado por el primer equipo).  Las diferentes fases de juego de Luis Enrique están basadas en un estudio sobre los fundamentos básicos del juego colectivo del fútbol, llevado a cabo por César Frattarola y Àlex Sans. La rigidez táctica de estos fundamentos es extrema y claramente incompatible con algunas características técnicas de los jugadores actuales en plantilla. Por ejemplo uno de tales fundamentos establece que un jugador en posesión de balón y con posibilidad de avanzar deberá hacerlo en vertical nunca en diagonal (siempre que no sea un desmarque). Esto atenta directamente contra uno de los pilares (más bien EL pilar) del juego azulgrana: la libertad de movimientos de Leo Messi, y no hace falta recordar los innumerables movimientos diagonales hechos por el dios argentino, regalando espacios a interiores y delanteros. Ponemos este ejemplo porque Luis Enrique, en su paso por la Roma topó con un problema parecido: Francesco Totti, a quien la poca flexibilidad táctica no pareció sentar nada bien. Evidentemente la comparación de caracteres entre Messi y Totti nos da dos perfiles diferentes, pero si podemos decir que Totti es la Roma, parece claro (y el último tercio de la temporada pasada, así lo verifica) que Messi es el Barcelona. Además, para complicar la ecuación, habría que sumar la incógnita Neymar, también acostumbrado a la libertad del Santos.
Otro valor táctico a discutir es la posición de Cesc Fábregas. Ya el pasado curso costó incorporar al de Arenys al juego horizontal del Barcelona, pues su presencia aceleraba el ritmo hasta verticalizar en exceso el juego. La consecuencia directa fue la enorme distancia entre líneas que esto generaba (haciendo que ni siquiera el arte de bilocación de Busquets bastase para tapar tantos agujeros) y la dificultad de que los jugadores atacantes llegaran a tiempo a línea de remate. Recordemos que en el primer trimestre de temporada, Tito Vilanova consiguió combinar exquisitamente la horizontalidad de Xavi con la verticalidad de Cesc. La recaída del míster en Enero nos dejó con la duda de adónde hubiese culminado tal cóctel, y si el decaimiento posterior del rendimiento colectivo  no fue más que una mala gestión o una consecuencia inevitable. La Roma de Luis Enrique se caracterizaba por tener un ritmo alto y con alta participación de los interiores (Pjanic y Perrotta), algo que Cesc podría agradecer. Hay que tener en cuenta que el papel de tales interiores es la llegada a segunda línea aprovechando espacios, no la de atacante principal, que se le ha atragantado tanto a Cesc esta temporada pasada.
No todo son penumbras tácticas en la apuesta por Luis Enrique: gusta de laterales con largo recorrido. Alves, Alba, Montoya y Adriano aseguran dicho trabajo, aunque uno de los retos es conseguir equilibrar defensivamente tanta potencia en las bandas (recuerden que los partidos donde Alves y Alba han compartido titularidad la sensación de fortaleza defensiva era menor comparado con los partidos donde se han alternado con Montoya y/o Adriano). Además la gestión de la cantera y la apuesta por nuevos valores que deben empezar a asomar como Sergi Roberto o Montoya parecería estar asegurada al haberlos mamado en etapas anteriores.
En poco tiempo se despejarán las dudas y aparecerán nuevas, pues el técnico elegido tendrá sus pros y contras. Será una temporada difícil, dónde muchas preguntas quedarán contestadas, esperemos que definitivamente y algunas, hasta dramáticamente. Sea cual sea el próximo técnico, el más propicio, el que parece que mejor encajaría dentro del modelo de juego del Barcelona  voló hace meses dirección Manchester, don Manuel Pellegrini. Pero eso es carne para otro artículo.

Víctor Muñoz

@victormunozruiz

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